Espacio de los sueños.






Para poder explicar la Adivinanza de Celador hemos de responder a dos preguntas:

Tanto en un sueño consciente como en uno inconsciente, la imagen es muy precisa, hasta el mínimo detalle. También sucede que los sueños, por la nitidez de las formas y viveza de los colores, superan cualquier realidad. Existe una hipótesis de que la mente misma sintetiza las imágenes de los sueños y mientras soñamos percibe esas imágenes del mismo modo que en la realidad. Realmente eso no es más que una hipótesis. Hasta ahora nadie ha demostrado que todo suceda precisamente así. El modelo de Transurfing tiene una interpretación totalmente distinta del fenómeno del sueño: el subconsciente no imagina nada por su propia iniciativa, sino que se conecta directamente con el espacio de las variantes, que contiene toda la información.

Mira detenidamente a algún objeto, luego cierra los ojos e intenta imaginarlo.
Incluso si tienes una extraordinaria capacidad para la visualización, no podrás «ver» el objeto con los ojos cerrados del mismo modo a como lo haces con ellos abiertos. La imagen que memorizó tu mente es sólo una fotografía de baja calidad. Supongamos que la mente guarda esa fotografía como el determinado estado de un grupo de neuronas. No obstante, a pesar de la enorme cantidad de neuronas que hay en el cerebro, no son suficientes para reproducir todas las fotografías memorizadas por la mente.

Si nuestros recuerdos y sueños son la reproducción de lo que está grabado en las neuronas, entonces ¿cuántas células de ésas habrá en la cabeza? Dentro de los marcos del modelo de Transurfing, las neuronas no son portadoras de la información como los bytes en un ordenador. La mente no guarda la información misma, sino una especie de direcciones de la información guardada en el espacio de las variantes.

Es posible que la mente sea capaz de guardar en su propia «base de datos» una cantidad limitada de datos. Sin embargo, aun siendo un sistema biológico perfecto, no es capaz de guardar en sí todo lo que estamos dispuestos a reproducir en nuestra memoria. Y menos aún es capaz de sintetizar una realidad virtual tan perfecta como el sueño. ¿Acaso es tan fácil, en un estado de vela, cerrar los ojos y reproducir mentalmente las imágenes con la misma naturalidad que cuando soñamos? No hay que acariciar esperanzas con argumentos poco convincentes, como los que, al desconectarse, la mente obtiene la capacidad de asimilar las imágenes imaginarias de un modo preciso.

Como habíamos dicho, la mente no es capaz de crear nada completamente nuevo.
Solamente puede construir con los cubos viejos una nueva versión de casa. La mente posee sólo la información primitiva sobre esos cubos y sobre cómo colocarlos. Para guardar los datos más detallados, la mente lo hace en un papel u otros portadores de información. Toda la demás información le llega a través del alma desde el espacio de las variantes.

De esta manera, la mente, en el modelo de Transurfing, se presenta como un sistema bastante primitivo, cuyo funcionamiento resulta posible modelar técnicamente; es lo que precisamente intentan hacer los científicos. Los intentos de crear un intelecto artificial por ahora no tienen éxito. La mente puede comprenderse, más o menos, a sí misma, pero todavía no es capaz de comprender la naturaleza del alma. El secreto del intelecto de un ser vivo consiste en la unidad e interacción entre el alma y la mente.

Hasta ahora, los esfuerzos de los cibernéticos se reducían a modelar el proceso de pensamiento, tal y como lo hace la mente. Pero puede ser que un día a alguien se le ocurra modelar una máquina capaz de sintonizarse y recibir información desde el espacio de las variantes, tal y como lo hace el alma.
De algún modo, la mente es capaz de memorizar las direcciones de los sectores necesarios en el espacio. Al tener que recordar algo, la mente recurre al alma y ésta se sintoniza con el sector correspondiente.
Pero, ya porque el alma no sea capaz de sintonizarse bien, porque la mente recuerde mal las direcciones, o porque la mente y el alma no puedan llegar a un acuerdo entre sí, tenemos el resultado que tenemos: nuestra memoria es imperfecta.

En cambio, el alma es capaz de sintonizarse casualmente con los sectores no realizados del espacio de las variantes. Pues son justamente esas imágenes las que vemos en nuestros sueños. Precisamente por eso el espacio limítrofe entre el sueño y la realidad es tan real. Los sueños no son ilusiones en el sentido común de la palabra.

La mente no los imagina, sino que los ve realmente.

Es sabido que en un sueño el individuo puede observar situaciones u objetos que parecen venir del otro mundo. Por ejemplo, puedes ver una construcción arquitectónica apreciando todos los detalles. Al mismo tiempo está absolutamente claro que nunca pudiste haber visto nada parecido en ninguna parte. Si el sueño es una imitación de la realidad, reproducida por nuestra mente, entonces ¿de dónde salen las imágenes que uno no pudo haber observado nunca?

Como recordarás, los sectores del espacio contienen diferentes variantes de guiones y decorados. Los decorados comprenden tanto el entorno de los objetos inanimados como los seres vivos. Si soñaste con tus cercanos o conocidos, el hecho de que fueran un tanto distintos de lo que son en realidad debería llamarte la atención.

Pueden tener otro peinado, ropa extraña, hasta el carácter de cada uno puede ser distinto de lo que es en la realidad. Los personajes virtuales del espacio de los ensueños pueden comportarse de una manera un tanto impropia. En el sueño reconoces a tus conocidos, comprendes que son ellos, pero, al mismo tiempo, te da la sensación de que en ellos hay algo que no te cuadra. Es así como se revela la diversidad del espacio de las variantes. Los decorados de diferentes sectores se distinguen. Los acontecimientos que observamos en la realidad son variantes realizadas. En un sueño somos capaces de ver lo que no se realizó (o no está realizado aún).

Si algún día tienes la suerte de verte reflejado en el espejo mientras sueñas, puede que te sorprendas desagradablemente o te asustes. Será otra cara, no la que estás acostumbrado a ver en un espejo real. ¡Enseguida comprenderás que eres tú, pero tu cara ha cambiado! Lo que pasa es que, en el sueño, tu apariencia corresponde precisamente al sector en el que te habías metido. Según el grado de la desviación del sector observado respecto al sector corriente real, la diferencia en tu apariencia se distinguirá poco o mucho.

El entorno circundante también cambia, dependiendo de lo lejos que se encuentre el sector virtual. Ves tu ciudad, pero no parece igual que siempre. Las mismas calles y casas tienen un aspecto extraño. Te quedas perplejo, como si estuvieras alucinando. Si el alma en el sueño se ha alejado lo suficiente de su sector actual, te encontrarás en un ambiente totalmente desconocido. Verás lugares y gente que no existen en la vida real.
Allí todo vive su vida virtual. Y tú mismo, ¿en calidad de qué intervienes en aquella vida? Nada de lo que ocurre allí es material. El papel que desempeñas también es virtual. Al mismo tiempo no es una ilusión.

Aquí podrán darse dos situaciones: que la variante de tu personalidad exista en aquel sector o que no exista. En caso de que exista, ¿podrás encontrarte allí con tu doble? Es una pregunta muy difícil, para la que de momento no tengo respuesta. Lo más probable es que el alma se haga con aquel papel que esté inscrito en el guion de ese sector. A favor de eso está el hecho de que el soñante observa su cara en el espejo como una cara ajena.

Hay otra pregunta más que despierta interés: si toda la información se guarda de modo fijo dentro del espacio de las variantes, como si fueran bobinas de películas en la estantería, ¿por qué al soñar vemos el movimiento y participamos en este juego virtual?

Los acontecimientos están guardados en el campo de la información todos al mismo tiempo. Lo que hubo y lo que habrá, allí ya existe ahora. ¿Por qué, al volar en el espacio de las variantes, el alma ve el movimiento de la vida y no unas imágenes estáticas?

Puede que así esté organizada nuestra percepción, que nos permita percibir sólo el movimiento de la cinta de video. O tal vez es la particularidad del espacio y se revela ante nosotros sólo en calidad de la corriente de las variantes. Si el alma vuela por los sectores, entonces es ella quien observa el movimiento. En este caso, ¿en qué lapso de tiempo se mete el alma en el sueño: en el pasado, futuro o presente?

En cuanto al espacio de los sueños, el tema encierra más preguntas que respuestas. Lo único que podemos decir con seguridad es que el sueño no es una ilusión. Da un poco de miedo, ¿verdad? Cada noche, todos nosotros partimos al espacio de las variantes, donde vivimos una vida virtual. La vida virtual no tiene base material alguna y, al mismo tiempo, es real.

¿Qué se puede decir sobre la oniromancia? Puede que la respuesta te parezca algo inesperada. Tal vez, a la luz de lo expuesto, supones que los sueños tienen el pleno derecho de ser precursores de los acontecimientos venideros. Pero precisamente a la luz de lo expuesto, los sueños en Transurfing no pueden considerarse como las señales de las que habíamos hablado en el capítulo anterior.

Los sueños nos enseñan lo que podría haber pasado en el pasado o en el futuro. El pasado ya lo conocemos. Y el futuro en el espacio de las variantes, pues, es demasiado multiforme; por lo que no hay ninguna garantía de que al soñar hayamos visto precisamente el sector venidero que va a ser realizado. Los sectores colindantes, en efecto, contienen guiones y decorados parecidos. Por tanto, si el sector visto se halla cerca de la línea de la vida presente, en este caso sí que puede tener alguna información sobre los acontecimientos futuros reales. Sin embargo, no se puede dar garantía alguna de que el sector visto se encuentre realmente cerca de la línea presente.

Es verdad que en la vida real el alma es capaz de presentir los acontecimientos próximos. La señal más fiable es el estado de la comodidad interior. Mientras sigues despierto, el alma te indica el estado de su comodidad respecto a la línea de la vida presente o respecto a un giro próximo en la corriente. Las demás señales pertenecen también a sectores realizados corrientes y a los sectores colindantes. Pero por dónde vuela el alma en los sueños, sólo Dios lo sabe. Puede llegar a cualquier parte; por tanto, no podemos fiarnos de la información que nos aporta el alma mientras soñamos.

La siguiente pregunta es: si un sueño es fruto de la imaginación, ¿quién, entonces, determina los guiones de los sueños? Los guiones son engendrados en los sectores del espacio de las variantes. El alma puede viajar libremente dentro del espacio de las variantes mientras la mente reposa. A veces ésta duerme tan profundamente que no recordamos con qué hemos soñado. Nadie sabe cómo se desarrollan los acontecimientos mientras la mente duerme. En la vida real, ella controla el comportamiento de uno. Pero cuando sueña, la mente interviene sólo como un observador pasivo y no controla la situación, sino que acepta todo como algo debido.

Todo sucede según el guion engendrado en el sector. En cuanto el alma cae en el sector, los acontecimientos en él empiezan a desarrollarse según las esperanzas, los recelos e ideas obtenidos por la mente y el alma en la vida real. Las esperanzas y recelos se realizan enseguida. Por ejemplo, si en el escenario aparece algún sujeto que, desde el punto de vista de la mente, trae peligro, el guion de peligro se realiza instantáneamente. No tiene más que cruzar la mente alguna idea de que haya un peligro de persecución, para que el monstruo empiece a perseguirte.

Eso ocurre porque el alma se sintoniza enseguida con la variante que se deslizó por el pensamiento. El alma elige las variantes del guión según los pensamientos y esperanzas. El movimiento del alma en el espacio de las variantes se produce al mismo tiempo que ellos pasan por tu cabeza. Precisamente los pensamientos y las esperanzas son aquella fuerza propulsora que rebobina la película. Si pudiéramos detener por completo el funcionamiento de la mente, la imagen se quedaría inmóvil. Pero los pensamientos no se detienen y constantemente giran en la cabeza.

Los acontecimientos en el sueño pueden ir en contra de las ideas habituales, puesto que el control de la mente está debilitado. Sucede cualquier absurdidad, aparecen visiones increíbles, las leyes físicas no funcionan. Las cosas increíbles ocurren también en un sueño lúcido. Pues la mente comprende que eso es nada más que una fantasía, por tanto admite cualquier absurdidad.

Ahora comprendes por qué en el sueño es posible todo: porque el sueño es un viaje del alma en el espacio de las variantes, y a allí existe cualquier guión. Por eso en un sueño lúcido resulta posible cambiar el guión a sabiendas. En realidad el guión no se cambia: es elegido por la intención. En cuanto en la mente aparece la intención de intercambiar los papeles con el perseguidor, el alma se sintoniza con el sector que tenga un guión opuesto. Precisamente en eso consiste el mecanismo de un sueño lúcido: la intención del soñante elige el guión.
Si la mente se da cuenta de que puede controlar el guión de lo que está ocurriendo, entonces formula un deseo. Por ejemplo, el deseo de volar. Este pensamiento, al cruzar la conciencia fugazmente, se trasforma en el alma en una intención.

La intención es la fuerza motriz que traslada al soñante al sector con un guión correspondiente.

El viaje del alma en el espacio de las variantes no se carga con el peso de la inercia de los objetos materiales. Por eso los sueños son tan flexibles. El guión encargado se realiza instantáneamente. Pero ¿y qué pasa en la vida real? Al principio, lo mismo. La diferencia está sólo en la velocidad de la realización del guión. En la vida real los acontecimientos se desarrollan según las mismas leyes de un sueño, pero no tan rápido, pues la realización material es inerte. En este sentido, la afirmación de que nuestra vida es un sueño es errónea, pero al mismo tiempo no carece de sentido. Yo ya te había ilustrado con cómo los pensamientos forman los acontecimientos de la vida. Lo que tienes en los pensamientos es lo que obtienes, más tarde o más temprano.

Tus pensamientos son emisión de energía en la frecuencia de una línea de la vida determinada. En la vida real, la transición a esta línea se ralentiza por diferentes factores materiales. El sector del espacio realizado en comparación con un sector no realizado parece tan viscoso como el alquitrán en relación con el agua. La realización material de una variante potencialmente posible sucede con retraso. Mientras que en el sueño no existe ningún obstáculo inerte, por ende la transición entre sectores se realiza instantáneamente.

Ahora deberías de comprender por qué comencé la conversación sobre el sueño.
Debemos comprender, para poder regir nuestro destino, cómo nuestros pensamientos nos trasladan de un sector al otro y por qué no todos nuestros deseos se realizan. Sin embargo, para eso no es necesario, en absoluto, practicar los sueños lúcidos. Nuestro objetivo es obtener la capacidad de elegir el guión en la realidad. Mucho más importante es aprender a despertarse en la vida real que en la irreal. Además, las prácticas de los sueños lúcidos, como ya he mencionado, traen cierto peligro.

Puede que los que practican sueños lúcidos te digan que no hay ningún peligro. No obstante, lo más probable que ellos no comprendan que se están balanceando sobre el filo de la navaja. Nadie puede garantizarte el regreso de un sueño lúcido. Mientras tu alma vuela en los sectores sin realizar, no hay ningún peligro. Pero, ¿qué crees que pasará si en un sueño el alma se mete por casualidad en un sector del espacio realizado? Ahora bien, la hipótesis está en que tú puedes materializarte en este sector.

Estamos acostumbrados a que las conjeturas de toda clase no puedan amenazarnos.
Pero, como ves, esa suposición oculta en sí un peligro. ¿Y si es un hecho?
Como es sabido, los antiguos magos, que dominaban a la perfección el arte del sueño, se iban a otros mundos intencionadamente y para siempre. Sus cuerpos físicos también desaparecían de nuestro mundo. Los antiguos magos ya eran demasiado imprudentes, ya sabían demasiado bien lo que estaban haciendo. En nuestros tiempos, todos los años decenas de miles de personas desaparecen sin dejar rastro.
Simplemente se esfuman sin dejar huella. Incluso hay quien sugiere la teoría de que son abducidos por los extraterrestres.
No puedo afirmar nada, pero tal vez esa gente simplemente no regresa de su sueño.

Pues el alma puede entrar en el sector realizado también en un descanso inconsciente.
En este sentido un sueño lúcido tiene más peligro, porque la mente, al sentir libertad ilimitada, puede perder la precaución y entrar nadie sabe a dónde. No se sabe si el alma es capaz de volver. Puede que el cuerpo físico se quede; en este caso constatan simplemente la muerte en sueño. Mi intención no es asustarte. Sólo que no se te olvide que el sueño no es una ilusión. En un sueño lúcido surge la tentación de hacer travesuras, pues puedes hacer lo que te da la gana de manera totalmente impune y sin perjudicar a nadie. O simplemente volar e investigar otros mundos. Todo está permitido mientras el alma está en un sector virtual no realizado. El peligro está en lo siguiente:
no hay ninguna garantía de que el alma no entre de paso en un sector realizado. La mente incluso no se dará cuenta cómo la realidad virtual se ha convertido en una realidad material. No tienes que consolarte con la esperanza de que nuestro mundo visible es único en todo el universo. El espacio de las variantes no tiene límites y en él, sin lugar a duda, existe una multitud de sectores realizados, poblados de seres vivos de todo género.

El mundo en el que aparezcas, en comparación con el nuestro, puede asemejarse para ti tanto al paraíso como al infierno. Dónde se halla este mundo tampoco se sabe.

Tal vez esté a millones de años luz de nuestra Tierra, pero puede que en tu taza de café. Puede estar muy lejos y al mismo tiempo muy cerca, en otra dimensión. Como habíamos visto en el primer capítulo, la infinitud se extiende infinitamente sólo si miramos al frente. Pero no importa si este mundo paralelo está lejos o está cerca, pues perderse allí es muy fácil, pero es muy difícil regresar.

No toco el tema de los viajes del cuerpo astral en el mundo material, pues tiene un mecanismo distinto; no tiene nada que ver con el Transurfing y es muy peligroso.

Hablando en general, también los sueños tienen sólo una relación indirecta con el Transurfing. Nuestro objetivo no es huir de la cruda realidad al mundo fronterizo de los sueños, sino hacer que la realidad misma sea confortable para nosotros.


No se deben temer los sueños, pero tampoco hay que tomarlos a la ligera. Si al mencionar los sueños lúcidos sientes la incomodidad del alma, significa que no debes practicarlos. Tu olfato interior puede dictarte si corres peligro o no. El alma siente la aproximación de las desgracias mejor que la mente. Por ende es mucho más seguro soñar sin intervención activa de la mente. Pero si, a pesar de todo, has decidido practicar los sueños lúcidos, ten cuidado en el sueño, no te metas en la boca del lobo y mantén la conciencia al máximo. Como en la realidad, siéntete como en casa, pero no olvides que sólo eres un huésped.

CAPÍTULO I - INTENCIÓN
Espacio de los sueños.
"El susurro de las estrellas de madrugada"
VOLUMEN II
Vadim Zeland

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario para que todos podamos conocer y aprender sobre esta práctica del Reality Transurfing.

Bienvenidos

SOLO CUANDO UNO CONDUCE SU PROPIO VEHÍCULO Y ADEMÁS TIENE EL MAPA DEL CAMINO, PUEDE LLEGAR AL DESTINO QUE SE HA FIJADO. DE OTRA MANERA, ES SEGURO QUE LLEGARÁS... "A CUALQUIER PARTE".