Desde el comienzo del tiempo, la gente ha estado notando que el mundo se comporta de un modo dual. Por un lado, todo lo que ocurre a nivel material es más o menos entendible y explicable en términos de las leyes de las ciencias naturales. Pero por otro lado, cuando se enfrentan con fenómenos pertenecientes al nivel sutil, esas leyes dejan de ser efectivas. ¿Por qué no podemos lograr unir las diversas manifestaciones de la realidad en un solo sistema de conocimiento?
El resultado es un extraño cuadro: como si el mundo jugara al escondite con el hombre y no estuviera dispuesto a revelar su verdadera naturaleza. Los científicos difícilmente consiguen formular una ley que explique un fenómeno dado y otro fenómeno aparece, y no encaja dentro de la explicación de la ley anterior.
Y esta persecución de la verdad, escurridiza como una sombra, continúa por siempre.
Pero hay algo interesante: el mundo no simplemente oculta su cara real – fácilmente acepta la apariencia que
la gente le atribuye …, y esto sucede en todos los campos de las ciencias naturales. Por ejemplo, si vamos a
representar un objeto dado del mundo microscópico como una partícula, tienen que llevarse a cabo
experimentos a fin de demostrar esto. Pero en caso de que supongamos que éste no es una partícula, sino una onda electromagnética, el mundo no objetaría y fácilmente se manifestaría fácilmente.
El resultado sería el mismo si preguntáramos sobre la materia de la que está hecho: ¿es una materia densa?
Responderá: Sí. ¿Y quizás está hecho de energía? La respuesta es de nuevo afirmativa.
Como es sabido, un proceso continuo de nacimiento y desaparición de partículas microscópicas tiene lugar
en el vacío: la energía se convierte en materia y viceversa. No vale la pena ni siquiera preguntar al mundo
qué es lo primario, la materia o la conciencia. De nuevo cambiará de máscara de una manera astuta y nos
mostrará exactamente el lado que nos gustaría ver. Representantes de las diversas doctrinas discuten
demostrando puntos de vista contradictorios, pero la realidad hace su juicio imparcial: efectivamente todos
ellos está en lo cierto.
Resulta que no sólo el mundo es escurridizo, sino que también es maleable y, en otras palabras, se comporta
como un espejo. Todos los conceptos de la realidad son literalmente reflejados por el mundo, cualquiera que puedan ser.
¿Pero son todos los intentos de explicar la realidad en vano, puesto que el mundo siempre estará de acuerdo
con lo que pensamos sobre él y al mismo tiempo siempre evitará una respuesta directa?
De hecho, las cosas son muchos más simples. No es necesario buscar la verdad absoluta en las diferentes
manifestaciones de la realidad diversa. Todo lo que necesitas hacer es aceptar el hecho de que, igual que un
espejo, la realidad tiene dos lados: físico, que se puede tocar con la mano, y metafísico, que está más allá de
las fronteras de la percepción, pero que es igual de preciso. Hoy la ciencia explora lo que es reflejado en el
espejo y el esoterismo trata de mirar al otro lado del espejo.
De eso es de lo que trata toda su discusión. Sin embargo, ¿qué hay ahí, al otro lado del espejo?
Como enseñanza esotérica, el Transurfing proporciona una posible respuesta a esta pregunta. Al otro lado del espejo está el espacio de variaciones: una estructura de información, en la cual los escenarios de todos los acontecimientos posibles están almacenados.
El número de variantes es interminable, como el número infinito de posiciones de un punto en la red de
coordenadas. Ahí, todo lo que fue, lo que es y lo que será, está almacenado.
Esto significa que el acceso al espacio de variaciones abre oportunidades para la clarividencia. El único
problema es que existe un interminable número de variaciones, así que acontecimientos que nunca
sucederán, también pueden ser vistos. Por eso es por lo que los clarividentes frecuentemente cometen
errores en sus predicciones; puesto que ellos podrían ver lo que nunca sucedió o nunca sucedería.
Así que puedes relajarte respecto a eso, tu futuro no puede ser conocido por nadie, porque nadie puede
predecir qué variación efectivamente sucederá. Igualmente, no hay garantía de que mientras sueñas tú veas
exactamente el sector en el espacio de variaciones que va a convertirse en realidad.
Y esto es simplemente magnífico: como tu futuro no está predeterminado, esto significa que hay siempre
esperanza para algo mejor. La meta del Tansurfing no es recordar el pasado con pesar y esperar el mañana
con miedo, sino formar conscientemente tu realidad. Al principio, eso es difícil de creer. ¿Dónde está
localizado el espacio de variaciones? ¿Es tal cosa incluso posible?
Desde el punto de vista de nuestra percepción tridimensional, está localizado en todas partes y al mismo
tiempo en ninguna. Podría estar más allá de las fronteras del universo visible, o podría estar localizado dentro
de tu taza de café. En cualquier caso, no está en la tercera dimensión.
La paradoja es que todos nosotros vamos ahí cada noche. Los sueños no son una ilusión en absoluto. La
gente despreocupadamente los cataloga como fantasías, sin sospechar que reflejan acontecimientos reales
que podrían suceder en el pasado o en futuro.
Es sabido que mientras se sueña uno puede presenciar imágenes que parecen pertenecer a un mundo aparte
del nuestro. Y es absolutamente claro que tal cosa no se ve en ninguna parte. Si el sueño es alguna clase de
imitación de la realidad, generada por nuestro cerebro, ¿entonces de dónde vienen todas estas imágenes e
historias inimaginables?
Si asumimos que todo lo consciente en la psique humana pertenece a la mente, y lo subconsciente, al alma,
se puede establecer que el sueño es el vuelo del alma en el espacio de variaciones. La mente no inventa los
sueños: la mente realmente los ve.
El alma tiene acceso directo al campo de información, donde todos los “escenarios y decorados” pueden
encontrarse estacionarios, como fotogramas de un rollo de película. El fenómeno del tiempo se manifiesta
sólo cuando el “rollo de película” se está moviendo. La mente es un observador y “generador de ideas”.
La memoria también está directamente relacionada con el espacio de variaciones. Está ya demostrado que el
cerebro no es físicamente capaz de almacenar toda la información que uno acumula a través de toda su vida.
¿Entonces cómo se las arregla para recordarla? La respuesta es que el cerebro no almacena la información
misma, sino algo similar a direcciones que apuntan a los datos en el espacio de variaciones. La gente no
recuerda nada de sus vidas pasadas porque cuando el cuerpo físico muere, las direcciones son destruidas.
Pero bajo ciertas condiciones pueden ser recuperadas.
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