La polarización disloca la imagen energética y da nacimiento al viento de las fuerzas equilibrantes, como consecuencia de lo cual la realidad es reflejada inadecuadamente, como si fuera por un espejo quebrado. Uno no entiende que esto ocurre porque él distorsiona el equilibrio, y trata de luchar con el mundo circundante en lugar de eliminar la polarización.
Y todo lo que tienes que hacer es seguir simplemente la regla básica del
Transurfing: permitirte ser tú mismo, y permitir a los demás ser ellos mismos. Debes dejar ir al mundo, soltar tu agarre.
Cuanto más te pegas a tus deseos y a tus pretensiones, más poderoso es el imán que atrae todo lo opuesto. Lo que literalmente sucede es que has tomado al mundo por el cuello y el mundo se resiste, tratando de liberarse.
Empujarle e insistir, no tiene sentido – la situación sólo empeorará. En vez de eso tienes que cambiar
conscientemente tu actitud hacia la situación de acuerdo con la regla del
Transurfing.
Por si misma la existencia de la “ley de la traición” es demasiado rara, ¿no crees? ¿Por qué, por qué razón el
mundo se comporta tan asquerosamente? ¿O esas son todas fabricaciones y prejuicios? No, efectivamente
una cierta tendencia existe, y tú no puedes escapar de ese hecho. Afortunadamente el modelo del
Transurfing no sólo revela la causa de esa ley, sino que también explica cómo evitarla.
La regla del
Transurfing funciona infaliblemente, rescatando a aquellos que la siguen de un cúmulo de
problemas que tienen un origen desconocido. Una vez sueltas tu agarre y dejas de “tomar al mundo por el
cuello”, el mundo inmediatamente empieza a comportarse amistosa y obedientemente.
Y el que no “deje ir” al mundo atraerá todo lo negativo como un imán. Pero la ley de la mala suerte no es
todo. Una vez que los opuestos se encuentran, su choque se esfuerza por conflictos posteriores.
Ya explicamos la razón de la omnipresente unidad de los opuestos: haciéndolos chocar las fuerzas
equilibrantes restauran el equilibrio. ¿Y por qué están las partes opuestas constantemente luchando?
A primera vista, debería ser al contrario: enfrentarse, extinguirse una a otra y asentarse... Pero no, los
opuestos “se molestarán” uno a otro, hasta que empiecen a “luchar”, y si nadie los separa esto continuará
para siempre.
Hay amplios ejemplos. Tú mismo puedes confirmar que el mundo con bastante frecuencia te molesta. Por
supuesto es diferente para cada uno y en un grado diferente. Pero en general la esencia es: si en el momento
presente algo puede ponerte fuera de equilibrio, sucederá como si fuera deliberadamente.
Sucede lo siguiente: si eres molestado por algo, tus nervios se tensan, al menos hasta cierto punto. Como si
en relación a eso, una araña aparece y empieza a saltar y a trepar, tensando así tus nervios aún más. Tú estás
agobiado y la araña sigue saltando más y más.
Hay muchas maneras de aumentar la tensión. Supongamos que estás apresurado para llegar a alguna parte y
tienes miedo de que podrías llegar tarde. La araña aplaude y luego frotándose las manos exclama: “¡listo,
listo nuestro equipo!” Desde ese momento todo funciona en tu contra. La gente se pondrá en tu camino y
caminará más lento y tú no serás capaz de adelantarlos. Tienes que salir por la puerta lo más pronto posible,
y frente a ella hay toda una gran fila de gente indolente que apenas anda. Eso sucede con los coches en la
calle. Como si todo el mundo hubiera conspirado contra ti.
Por supuesto algo de eso sucede debido a las percepciones: cuando tú tienes prisa parece que todo el mundo va más lento. Pero hay señales obvias: el ascensor o el coche se avería; el autobús llega tarde; terminas en un atasco de tráfico – ahora hay claramente alguna objetividad malintencionada.
También podríamos dar otros ejemplos. Si estás preocupado o tenso por algo, la gente a tu alrededor hará
justamente eso, lo que te molesta y en el momento exacto que quieres que te dejen en paz.
Los chicos te molestan, a pesar de que se comportaban hace un minuto. Alguien empieza a masticar y a
tragar ruidosamente. Te vienen obstáculos de todas partes. Si esperas a alguien sin ninguna paciencia, la
persona llega tarde. Si no quieres ver a nadie, alguien vendrá inmediatamente. Y así sucesivamente.
Y este empuje externo se hace más intenso cuanta más tensión acumulas. Cuanto más fuerte es, más
activamente los demás te fastidian. Pero hay algo interesante: no se comportan de ese modo deliberadamente.
Ni siquiera piensan en ello, que están molestando a alguien. ¿Cuál es la razón para tal comportamiento?
En la psicología del inconsciente hay muchos puntos en blanco. Por raro que sea, en la mayoría de los casos
la gente es llevada por motivos inconscientes. Pero lo sorprendente no consiste en eso, sino en la fuerza
motriz que está formando los motivos inconscientes, y la cual no está dentro de la psique humana sino fuera
de ella.
Esa fuerza consiste en las invisibles pero reales entidades informacionales energéticas creadas por la energía
mental de los seres vivos – los péndulos. Los péndulos siempre aparecen donde pueden alimentarse de la
energía de los conflictos.
No deberíamos suponer que estas entidades son capaces de tramar algo y realizar un intento consciente. Igual que los piojos, los péndulos pueden sentir la polarización como una no homogeneidad del campo energético y se esfuerzan por adherirse ahí. Pero eso no es lo alarmante.
Lo terrible es que no simplemente absorben la energía del conflicto, sino que de algún modo hacen que la
gente se comporte de tal modo como para dar más energía. Los péndulos hacen eso, así que tienen una
abundancia de energía. Tiran de la gente con cuerdas invisibles y la gente obedece como marionetas.
Para ellos la clara conciencia humana es inaccesible, pero eso no es necesario – todo lo que requieren es el
subconsciente. Habitualmente toda la gente está dormida en la vida real. Uno hace un montón de cosas
automáticamente, sin pensar.
El nivel de consciencia es especialmente bajo cuando una persona está en casa o en una multitud. En un
entorno doméstico, la necesidad de un autocontrol aumentado no es alta, por eso uno se relaja y casi dormita.
En un círculo externo pero estrecho de conversación, al contrario, la consciencia es la más activa y está
ocupada con el autocontrol.
Mientras en una gran reunión pública, las acciones de la persona otra vez se hacen espontáneas, y también
caen en una fuerte correlación con el impulso general de la masa. A fin de demostrar el funcionamiento del
péndulo, tomemos el ejemplo más sencillo – un transeúnte que tú quieres adelantar.
Cuando tú decides ir por la izquierda, él hace un movimiento espontáneo hacia la izquierda, como si
deliberadamente se pusiera en tu camino. Tú tratas de ir hacia la derecha, y él inconscientemente va en la
misma dirección.
¿Qué hace que el transeúnte cambie de dirección?
Él no te ve, ni se preocupa de que tú quieres adelantarlo. ¿Quizás de algún modo siente con su espalda que te estás acercando e instintivamente no quiere dejar que su “competidor” siga adelante? A primera vista esta es la explicación y sin embargo no es así. Si estamos hablando de instintos, en la naturaleza la rivalidad siempre ocurre cuando las partes opuestas se enfrentan una a la otra. El péndulo – eso es lo que hace al transeúnte cambiar de dirección.
Una persona anda sin pensar dónde pisa, de modo que pueda moverse hacia delante. En esa relación uno está dormido, por eso la línea de los pasos de uno de vez en cuando cambia a un lado o al otro. La motivación, es decir la elección de la dirección, está situada en el subconsciente que en este momento no está controlado... y está potencialmente abierto al péndulo.
Tú apareces y tratas de adelantarlo. De hecho eso es un conflicto, aunque sea menor. A fin de aumentarlo, el
péndulo hace que el transeúnte haga un cambio inconsciente a fin de ponerse en el camino y agudizar la
situación.
Al mismo tiempo, él no hace eso a propósito, porque no tiene un intento consciente. Y de nuevo,
inconscientemente, las fuerzas equilibrantes hacen su trabajo. Una vez más resaltamos esto: se trata de
procesos cuyo mecanismo normalmente no está claro, y no hablamos de comportamiento consciente.
Sólo estamos marcando las distintas manifestaciones y leyes de la naturaleza del mundo informacional
energético. No tiene objeto discutir cómo el péndulo funciona en una situación dada, de dónde viene, o cómo se las arregla para hacer eso y lo que realmente está ocurriendo ahí, a un nivel energético.
Lo único que importa es una conclusión básica: si las fuerzas equilibrantes enfrentan a los opuestos, los
péndulos hacen todo para aumentar la energía del conflicto que ha surgido.
Esa es la ley del péndulo.