Como ya habíamos hablado más arriba, los péndulos pueden recibir la energía tanto de sus partidarios como de sus adversarios. Pero la pérdida de la energía aún no es un mal tan grande. Si el péndulo es destructivo en un grado suficiente, los daños los sufren el bienestar y el destino del hombre.
Toda persona se enfrenta, de cuando en cuando, con información negativa o con acontecimientos poco deseados. Todo esto son provocaciones de los péndulos.
El hombre no quiere que suceda esto en su vida, pero siempre reacciona por una de las dos variantes.
Si la información no le importa mucho, no le presta ninguna atención y pronto se olvida de ello. Mas si la información provocativa le irrita o le asusta (en otras palabras, se le graba en el alma), es entonces cuando se produce el apoderamiento de la energía mental en el lazo del péndulo y el hombre se sintoniza con la frecuencia de resonancia de este péndulo.
Luego los acontecimientos se desarrollan según el escenario conocido: el hombre se enfada, se indigna, se preocupa, expresa su descontento impetuosamente, en general, emite su energía de un modo muy activo en la frecuencia del péndulo destructivo. Esta energía mental no sólo es recibida por el péndulo. Los parámetros de la energía mental son tales que el hombre se traslada a las líneas de la vida donde todo lo que él quiere evitar existe en exceso. Como recordarás, si la emisión de energía mental de una persona se fija en una frecuencia determinada, eso le traslada a las líneas de la vida correspondientes. El papel destructivo de un péndulo, en este caso, consiste en fijar la frecuencia con ayuda de lazo de apoderamiento.
Supongamos que dejas pasar, sin prestarle atención, la información sobre catástrofes y cataclismos. Si esto no te importa, ¿para qué quieres amarguras innecesarias? En este caso, como regla general, la catástrofe sucede en una parte cualquiera, pero personalmente tú estás en la línea de la vida donde eres un observador, no la víctima. Aquella línea donde tú eres la víctima quedó aparte. Y al contrario, si dejas entrar en ti la información sobre las catástrofes y desgracias, lo lamentas y lo discutes con tus conocidos, es muy probable que pronto te desplaces a la línea donde tú mismo serás una víctima.
En conclusión: cuanto más fuerte sea tu deseo de evitar algo, más posibilidades tienes de obtenerlo. Luchar activamente contra lo que no quieres significa poner todos tus esfuerzos para que ocurra eso en tu vida. Para
trasladarse a las líneas indeseables de la vida ni siquiera es necesario emprender ninguna acción. Será suficiente con los pensamientos negativos, condimentados con las emociones. No te gusta el mal tiempo y piensas lo mucho que no te gusta la lluvia.
Te enfadan los vecinos ruidosos y siempre riñes con ellos o los odias en silencio. Temes algo y eso te preocupa mucho. Estás harto de tu trabajo actual y saboreas tu antipatía hacia él.
Por todas partes te persigue lo que no quieres activamente; en otras palabras, lo que temes, odias, desprecias. Por otra parte, hay mucho de lo indeseado que también te gustaría evitar, pero en este momento no te preocupa tanto. Por tanto, esto no te pasa. Pero apenas dejes que lo indeseado entre en ti, te compenetres con la aversión y empieces a mimar este sentimiento, lo indeseado se materializará en tu vida sin falta.
El único método de evitar lo indeseado en tu vida es librarse de la influencia del péndulo que se apoderó de tu energía mental. Y en el futuro, no sucumbir a sus provocaciones y no entrar en ese juego. Hay dos modos
posibles para salvarse de la influencia del péndulo: hundirlo o extinguirlo.
Veamos con más detalles cómo se hace, más adelante.
Obtienes lo que no quieres
Capítulo 1
El espacio de las variantes
Vadin Zelam
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